Tu primer día de trabajo en Londres es una de las experiencias que jamás olvidarás. Alba nos cuenta su historia de éxito y las adversidades por las que tuvo que atravesar para lograrlo, a continuación.

El clima londinense: mi bienvenida

Hace 10 meses comenzó mi experiencia en Londres, en un día frío de invierno, lloviznaba y sólo había unas pocas horas de luz al día, y ahí aún no podía imaginar todo el camino que me quedaba por recorrer y lo que me encontraría en él, pero sabía que era algo que merecía la pena. Sabía que me enfrentaba a miles de experiencias difíciles y nuevas para mí, que me aportarían muchas cosas positivas, y que me serían muy útiles en el futuro.

Y así es, he aprendido a ser fuerte, a reír, a llorar, a caer y volver a levantarme, a valorar lo realmente importante, a disfrutar de la compañía, a valerme por mi misma, y sobre todo a vivir al día, con el objetivo de conseguir un sueño, poder llevarlo a cabo en esta ciudad llena de oportunidades.

Mi sol: ¡una oportunidad!

Oportunidades que van y vienen y que hay que aprovechar cada día y dar lo mejor de ti en cada una de ellas. Una de las que yo recibí fue trabajar con una maravillosa familia londinense, que me ha enseñado (aparte de muchísimo inglés) a convivir con ellos como si fueran mi propia familia.  A hacerme sentir como en casa, transmitirme ese cariño y esa felicidad que los niños crean, esas costumbres familiares inglesas, tan diferentes pero a la vez tan parecidas a las nuestras. Una experiencia inolvidable vívida que no fue fácil de encontrar porque antes de todo esto vino mi entrevista.

Mi primera entrevista 

Para aquel día estaba nerviosa, insegura, no sabía si me expresaría bien en inglés, si metería la
pata, si no le gustaría a la madre, (típico miedo de las primeras veces) pero yo entré en aquella casa con muchísima ilusión, ganas e intentando dar lo mejor de mí durante mi entrevista. Y así fue, hablamos durante una hora acerca de su familia, la mía, mis estudios, gustos, trabajo, au pairs, y además de todo eso la informé de mi predisposición a formar parte de su familia. Les expresé mi pasión por los niños, por su diversión y entretenimiento y mi carácter trabajador y confiable, porque como todos sabemos, las madres necesitan sentirse seguras y tranquilas con la persona que va a cuidar de sus niños  y sentir que los dejan “en buenas manos”. Yo creo que les transmití todo ello.

La respuesta

Salí de la entrevista contentísima e impresionada conmigo misma, por la manera en que me desenvolví en aquella situación, lo encantadora que había sido la madre y lo bien que había salido todo. Y estaba en lo cierto, al día siguiente, me confirmó que quería que formara parte de su familia como su nueva au pair, ¡TENÍA TRABAJO! Ya te puedes imaginar mi estado de alegría y de satisfacción en el momento de conseguir un trabajo que realmente me gustaba.

Así pues, después de esta oportunidad, te animo a venir a esta maravillosa ciudad con mucha motivación y fuerzas para comerte el mundo. Ofrécele a los demás aquello que de verdad te ilusiona y te hace feliz. Enséñale al mundo todo lo que tienes guardado dentro.

Escrito por Alba Reyes Fernández